Artistas: [+] Pensantes [-] Operantes
Un espacio para verbalizar algunos pensamientos y construir el derecho a la expresión.
13 de agosto de 2012
Propuesta presentada a IDARTES (Instituto Distrital para las Artes)
24 de octubre de 2011
De la universalidad del lenguaje musical, los perfiles del docente y la pertinencia de la educación musical
23 de enero de 2011

En 1989 la ciudad de Berlín se encontraba aún dividida por uno de los símbolos más representativos de la guerra fría: el muro de Berlín. Tanto los berlineses de la República Democrática Alemana como los de la República Federal Alemana, se encontraban presos en su ciudad, queriendo reencontrarse con la Berlín que una vez fue de todos y que hoy sólo conocían por los relatos que llegaban del otro lado. Aún tras la reunificación quedó flotando en el imaginario colectivo el temor, la fragmentación y la fragilidad social como herramientas contundentes de control.
Desde antes de la caída, las expresiones un tanto anárquicas plasmadas sobre todo en el lado occidental del muro, fueron construyendo un espacio donde los transeúntes se encontraban y reconocían, aún silenciosamente. Los graffitis pasaron de ser imágenes aisladas a un verdadero lienzo que se extendía por todo Berlín y que cada ciudadano sentía como propio. Un lienzo donde todos tenían derecho a expresar lo que pensaban o sentían. Hoy día, en las pocas lozas que quedan en pie, esto se repite con mayor fuerza que antes y mayor libertad.

Es necesario entender que el Muro de Berlín, no nació como una obra de arte, ni siquiera nació como una obra (entendiendo como menciona Vargas Llosa que existen obras que no son obras de arte). El Muro nació como un mecanismo de represión y segregación, pero gracias a las características subversivas del graffiti, hoy se reconoce a los restos del muro como parte importante y relevante de la historia de la ciudad. No una historia que se observa desde lejos sino una historia de la que se apropian los berlineses constantemente, por ello El Muro pasó de ser un “espacio privativo” (entendiendo su naturaleza de división y privación en pleno espacio público) a una propuesta de arte público, donde se transformaron totalmente los valores que le regían. Del temor, la segregación, el aislamiento y la cohibición surgieron poco a poco la tranquilidad, el encuentro, el diálogo y la libertad.
Hoy el tramo llamado East Side Gallery, se constituye como una galería totalmente pública donde todos pueden acercarse e incluso exponer (muy diferente a los museos semipúblicos que menciona Teixiera), donde el arte convive constantemente con la vida berlinesa, durante una caminata en el centro de la ciudad, un paseo en el metro y un vistazo desde la ventana de un apartamento.
Berlín se ha constituido poco a poco, como una ciudad abanderada en la inclusión del arte público en su diseño, llegando al punto de permitir durante el año pasado, una nueva pintada del muro para conmemorar los 20 años de la caída del muro. Iniciativa que si bien no surgió de los estamentos gubernamentales, sino de colectivos artísticos, sí contó con su aval y amparo.
Pero para que este tipo de actividades se den, es necesario que se diseñen políticas de fomento, protección y amparo de las obras de arte que surgen, se planean y se encuentran en el espacio público (el arte público). Acciones concretas que busquen formar conciencia en los ciudadanos sobre la importancia de reconocerse en ellas y protegerlas como propias, impidiendo así que el fenómeno del pichaÇão que menciona Teixeira irrumpa con su posición beligerante y su afán “demarcativo” en el espacio y el arte públicos.
También urge de facto definir la intención del arte público en la ciudad, la comunidad y el barrio para poder clarificar su diseño, pertinencia y real impacto en la vida cultural de la ciudad. No basta con empotrar una obra de arte al aire libre para hacer arte público.

Es necesario que los estamentos gubernamentales identifiquen el contexto topográfico y de movilidad en el cual se quiere insertar la obra, haciendo así un verdadero espacio de encuentro y diálogo entre la obra y el ciudadano, entre lo singular y lo colectivo, para que las intenciones de crear arte público no queden en simples expresiones monumentales ajenas a la vida y el flujo de los ciudadanos y de la ciudad misma.
Imágenes tomadas de:
- http://www.artespain.com/wp-content/uploads/east-side.jpg
- http://www.blogonlyapartments.com/wp_images/graffiti5.jpg
- http://www.curso-de-aleman.com/images/berlin_nano_muro_beso.jpg

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4 de abril de 2010
La Evaluación como proceso social de transformación y enriquecimiento cultural.
Los procesos de formación se inscriben en marcos globales de referencia a los cuales responden y hacia los cuales tienden de manera tácita dentro de la configuración de sus realidades y la de los individuos que en ellos participan. Dentro de los imaginarios de las sociedades el resultado, como producto, constituye la demostración de la pertinencia e importancia de una actividad, proceso y, aunque suena incomprensible, también de un sujeto. El sujeto como actor social. El sujeto como generador de capital. El sujeto como miembro de un grupo social determinado. El sujeto como constructor de vínculos humanos y sociales.
Todas estas posibles facetas de un mismo individuo le permiten actuar en pro de un crecimiento personal y a su vez, de los que le rodean y su entorno, pero sólo es posible lograrlo si a la postre se forma de manera transversal un pensamiento reflexivo que se valga de la evaluación de procesos como herramienta de seguimiento.
La educación posibilita la creación de una actitud reflexiva y una conciencia crítica y propositiva que permiten a los individuos comprender y posteriormente transformar su entorno. El arte como lenguaje y espacio de expresión presenta una herramienta de gran relevancia para la elaboración de discursos de pertinencia en las realidades sociales. La educación artística entonces, sea cual sea la práctica que aborde, permite a los individuos comprender, dialogar con y transformar la sociedad desde la singularidad de los individuos y la colectividad de sus propuestas. Esta situación casi paradójica de ambivalencia entre la expresión del sujeto y la de su sociedad a través de un mismo elemento como es la obra de arte, constituye un valor agregado de la educación artística frente a las demás disciplinas de la educación y a la vez un riesgo en los procesos de evaluación y valoración de la singularidad.
La constitución de una educación artística amplia, plural y progresista que fomente la reflexión como herramienta de cambio; que busque la formación del sujeto en primera instancia para una posterior transformación de su entorno; que permita la creación de espacios de expresión y diálogo entre las comunidades y sus individuos es la meta del sistema educativo en su articulación con el sistema cultural.
Es necesario que los miembros de las comunidades y de las comunidades académicas se reconozcan como actores con voz y voto dentro de la construcción de dicha educación artística, que aunque suene utópica, no está alejada de lo que se ha venido desarrollando en el país. El reconocimiento del otro, la apertura de fronteras sociales, los espacios dialógicos dan cuenta de ello y constituyen pilares para el erguimiento de una educación artística relevante dentro de los imaginarios de nación.
Somos parte fundamental los educadores artísticos, pero también los artistas, los estudiantes, las familias y el Estado en dicha empresa. Necesitamos hablar un lenguaje común que nos determine y que nos guíe dentro de la labor de concertar todo un sector cultural y todo un sector educativo, para ello es sumamente importante incorporar constantemente en nuestra labor la capacidad reflexiva que poseemos y a veces olvidamos. Es vital como profesionales reconocer que sólo la calidad en lo que hacemos y en lo que participamos constituye una boleta para el éxito propio y el de nuestra profesión. De manera consciente debemos integrar la evaluación, más allá de la su figura inquisitiva, a nuestro quehacer diario para propender hacia productos artísticos de calidad con alto impacto social y sitio de reconocimiento de la sociedad.
Como país debemos reconocernos fuera de los slogans publicitarios que nos entorpecen. Las manillas de “Colombia es pasión” no encierran realmente la colombianidad ni determinan si se es más o menos colombiano. Trasformar al país tal vez sí. Saber las letras de Juanes o Shakira y vibrar por sus logros enaltecidos en los medios no nos posicionan como un país con riqueza cultural. Reconocer nuestras expresiones artísticas y comprender su relación con nuestros pueblos y sus estilos de vida tal vez sí. Extrañar el ajiaco, los tamales y la bandeja paisa por citar alguno platos típicos desde el extranjero tampoco hace arte y parte de la Colombia que se está construyendo. Saber de dónde procede, saber prepararlo y reconocer un buen ajiaco, unos buenos tamales y una buena bandeja tal vez sí.
Entendernos como sujetos, como familias, como barrios, como localidades, como regiones, como culturas y como país es hacer mella en el arte, es evaluar nuestros discursos, nuestras maneras de ser y nuestras necesidades. Actuar después de evidenciarlas es nuestra responsabilidad.

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En la Educación Artística se debe enseñar a pensar

Justificación del seminario taller “La Investigación como herramienta de formación e interacción social dentro de la Educación Artística en la Educación Media” presentado en la Cumbre Latinoamericana y Caribeña sobre Educación Artística, Bogotá Noviembre de 2009.
Autor: Santiago Piñerúa Naranjo
Los espacios académicos dentro del área de artes en las instituciones educativas constituyen en su mayoría momentos de acción sin reflexión. Elaboración de instalaciones sonoras, plásticas, escénicas y performativas que no trascienden en su contexto y no tienen un espacio para expresar sus ideas más allá de la inmediatez del ritmo escolar. Aún cuando en el diseño curricular dichos espacios se ven totalmente articulados con el desarrollo del PEI, en la práctica son distantes.
La memoria y la creación deben ir ligadas a procesos transversales que contribuyan al reconocimiento de la identidad como parte primordial de los procesos educativos. Que relacionen conocimientos disciplinares y reconozcan la diversidad como fundamento de nación y de las iniciativas de cooperación social.
Dentro del planteamiento del Proyecto Educativo Institucional debe existir un espacio real en que las artes y las prácticas artísticas permeen los entornos de aprendizaje y promuevan la reflexión y constante búsqueda de nuevos horizontes para el desarrollo profesional del estudiante y la comprensión y transformación de su sociedad.
La educación posibilita la creación de una actitud reflexiva y una conciencia crítica y propositiva que permite a los individuos comprender y posteriormente transformar su entorno. El arte como lenguaje y espacio de expresión presenta una herramienta de gran relevancia para la elaboración de discursos de pertinencia en las realidades sociales. La educación artística entonces, sea cual sea la práctica que aborde, permite a los individuos comprender, dialogar y transformar la sociedad desde la singularidad de los sujetos y la colectividad de sus propuestas. Esta situación casi paradójica de ambivalencia entre la expresión del sujeto y la de su sociedad a través de un mismo elemento como es la obra de arte, constituye un valor agregado de la educación artística frente a las demás disciplinas de la educación.
La investigación, como uno de los proyectos estratégicos mundiales necesita un mayor protagonismo en la formación escolar. Procesos en red que comprendan áreas aparentemente inconexas y las relacionen con solvencia haciendo de los procesos formativos dinámicos centros académicos articulados con la realidad, la singularidad y la construcción colectiva. Porque “los cambios que hacen de las políticas culturales un espacio crucial de intervención no se dan exclusivamente desde la academia”[1] y para esto es necesario valerse de ella para formar desde la sociedad y hacia la misma, y no por el contrario valerse de la sociedad para formar desde la academia tomándola como fin en sí misma.
La capacitación docente continua es primordial en un proceso de mejoramiento dentro de las instituciones educativas y la generación de procesos académicos de calidad, además de un indicador de progreso. Docentes comprometidos con la transmisión responsable del conocimiento y con aquellos que sin ser académicos contribuyen y determinan el rumbo, dentro de su participación en la sociedad, de la academia.
Es necesario incentivar a los docentes a que se capaciten e infundan en sus estudiantes la necesidad de observar el mundo con una mirada crítica y propositiva, que contribuya a la transformación de las sociedades hacia comunidades incluyentes y solidarias; comunidades auto sostenibles que articulen la cultura como eje de desarrollo social y de identidad en un mundo con tendencias globalizadoras. En un país con un Plan Nacional de Música para
“Por ejemplo, recientemente el Estado se “ahorró” más de 4 mil millones anuales en sueldos con la eliminación de
Esta nueva configuración del sistema requiere de una vinculación más fuerte entre el sector educativo y el cultural, que legitime la presencia del arte en la sociedad desde la formación en las aulas y su influencia en la concepción de la misma por parte de los individuos.
Aunque en el diseño de
Cuando se conciba al arte más allá de su perfil instrumental dentro de los procesos de conciliación y fortalecimiento de tejidos sociales, idea inscrita en varios documentos gubernamentales pertenecientes a las políticas de paz, también cambiará su protagonismo dentro de la configuración de nación. Los artistas dejaran de ser necesariamente bohemios y la bohemia dejara de ser poco académica en los imaginarios colectivos.
El paradigma del arte en la sociedad constituye uno de los principales tropiezos en su desarrollo como disciplina y como sector dentro de la nación. Es por esto que en las instituciones educativas, los espacios académicos relacionados con las artes no se entrelazan estrechamente con las demás disciplinas en la mayoría de los casos y los estudiantes ven las materias artísticas como momentos de diversión y “lúdica” (reduciendo el término a su definición de diccionario) sin aparente conexión con sus realidades particulares y sin constituirse como parte importante de sus procesos formativos.
Es muy difícil que las políticas culturales existentes se constituyan en “sistemas organizacionales de consolidación, transformación simbólica, social y política”[4] si sólo los académicos las conocen y las entienden. Para que éstas logren satisfacer las necesidades de la población y obtener el consenso para el orden y transformación del que habla García Canclini es necesario que se le dé una “participación amplia y diversa a la sociedad civil en el diseño de políticas, veeduría pública de planes y programas y protagonismo de la ciudadanía en la sostenibilidad de lo cultural”[5] y ello requiere una constante formación y renovación de los actores inmersos en las discusiones y el diseño de dichas políticas.
Para que la sociedad civil conozca es necesario en muchas ocasiones primero invitarla. Pero esto no basta. La formación de la conciencia y la responsabilidad social también son necesarias. El fomento y el apoyo a las iniciativas ciudadanas para el diseño y la transformación de nuevas políticas culturales o de las ya existentes hacen parte también de la oferta. La educación y los espacios donde la cultura y el arte se insertan en ella son propicios para crear una población que no sea sólo espectadora sino que realmente participe en dichos procesos. La investigación en Educación Artística como herramienta de formación de conciencia, responsabilidad social, diseño de políticas y transformación sociales es absolutamente válida y pertinente desde la escuela. Inmersa en lineamientos transversales del PEI y sustentada por las políticas culturales nacidas de los estamentos gubernamentales y civiles.
Por todo lo mencionado y por más, es de vital importancia para el sector cultural y el educativo volcar su mirada hacia las aulas y reconocer que las políticas culturales deben crear espacios en los cuales tanto docentes como estudiantes estén en procesos continuos de formación. Es imperativo expedir lineamientos curriculares para
[1] Ochoa, Ana María. “Políticas Culturales, Academia y Sociedad”
[2] Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), Artículo 23, numeral 3.
[3] MIÑANA, Carlos. 2004. En “Tiene sentido hoy hablar de políticas culturales en Educación Artística”: Para expresarlo en forma grosera desde las técnicas del marketing, la instrucción pública obligatoria no es más que una especie de “muestra gratuita” para que los consumidores que no han probado las excelencias de ese producto que es la educación, puedan saborearla para luego convertirse en consumidores habituales.
Pero incluso esta “muestra gratuita” no debe ser totalmente gratuita. La “Educación para todos” -el programa del Banco Mundial- no apunta al “éxito” en el mercado sino a la integración no conflictiva y a la supervivencia, y se centra en “alfabetización, habilidades matemáticas, habilidades lógicas y sociales como el trabajo en equipo” (World Bank 1999:vii) y sus destinatarios prioritarios son las niñas y “los más pobres” (World Bank 1999:ix).
[4] UNESCO, 1999.
[5] Mincultura y otros, Visión Colombia II Centenario, 2007.

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